Clase media

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Presentación Clase media

En México viene debatiéndose desde años atrás si es o no un país de clases medias (De la Calle y Rubio, 2010), considerando el tamaño y diversificación de su economía y la modernización de los patrones de consumo a ello asociado.

Es un debate interesante por diversas razones, sin embargo, desde el punto de vista de la medición plantea un reto muy grande.

  1. La condición de clase media no solo involucra una de carácter socioeconómico, sino también una de carácter sociocultural, esta última más inasible o no fácil de delimitar.
  2. La inadecuación casi inevitable en la que se incurre al pensar el espacio social continuo en términos categóricos estableciendo fronteras más o menos arbitrarias.
  3. No hay una definición consensuada de clase media para fines estadísticos. Lo que hay es una serie de prácticas aproximativas centradas casi exclusivamente en el ingreso corriente o una sola dimensión socioeconómica de un fenómeno complejo.

Algunas metodologías han propuesto realizar mediciones adoptando algún tipo de umbral alrededor de la mediana del ingreso corriente per cápita (mediciones relativas); otras, determinando econométricamente la probabilidad de incurrir o no en pobreza y decidiendo cuál umbral de riesgo marca la frontera entre ser clase media o no serlo.

De cualquier forma, en una u otra vertiente, se debe fijar exógenamente la frontera cuantitativa que marque la diferencia (por ejemplo + - 25% de la mediana del ingreso corriente). Frente a esta condición, el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) exploró en su momento con la base de datos de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares 2010 un camino nuevo, menos dependiente ya sea de este tipo de decisiones o también de una definición apriorística, estructurada y cerrada de lo que es “clase media”.

Dicho camino consistió en centrarse en ciertas variables de gasto corriente y de estructura del gasto que son un rastro o señal de los diferentes tipos de capital que, de acuerdo con el sociólogo francés Pierre Bourdieu (1930-2002), configuran a una clase en el espacio social. Estos tipos de capital son el económico, el cultural, el relacional y el simbólico. El gasto asociado al capital económico sería por ejemplo el relacionado a los de mantenimiento de una propiedad; los gastos en información y recreación acusan algo sobre el capital cultural; gastos en otorgar regalos dicen a su vez sobre el capital social o relacional (gastos asociados a mantener ciertos vínculos) mientras que gastos en la imagen personal que se transmite hablan de un capital simbólico.

Fue así como el análisis se centró en 15 variables de gasto captadas por la ENIGH 2010; las que al tiempo de que son señales sobre nivel de vida más allá de la sobrevivencia sugieren ciertas prácticas sociales. A partir de ahí lo que planteó el análisis fue no establecer umbrales exógenos (en este caso de gasto) para ver qué hogares caen dentro de ciertos límites sino ver primero qué conjuntos de hogares se parecen o no a partir de sus pautas o patrones de gasto sin prejuzgar sobre los niveles cuantitativos para establecer fronteras entre grupos.

Acorde con esta filosofía, el INEGI adoptó un procedimiento que somete a prueba varios modelos probabilísticos, cada uno proponiendo distintas conglomeraciones de las observaciones (en este caso los hogares en la muestra de la ENIGH). Se selecciona el modelo de conglomeración o agrupamiento a partir de un criterio bayesiano de máxima verosimilitud, esto es, el modelo más probable de varianzas que correspondiese a una población de donde se desprende la muestra observada.

Una vez que se obtuvo el modelo óptimo de agrupamiento que nos dice cuál es la estructura más probable que marca similitudes de gasto al interior de un conglomerado de hogares y diferencias con respecto a los demás, se procedió a ordenar los 14 conglomerados identificados (7 para el ámbito urbano y 7 para el rural) observando asociaciones de conglomerados a partir de método de estratificación de Dalenius-Hodges, que ya no se centra en la estructura de las variables de gasto sino sólo en el nivel cuantitativo que éste alcanza. Para ello se colapsaron los 14 conglomerados en 4, 5, 6 y 7 estratos. Los conglomerados que sistemáticamente quedan asociados a estratos intermedios en estos cuatro ejercicios sucesivos son los que terminan interpretándose como clase media en la muestra ENIGH.

Por esta vía, y con base en el procedimiento seguido con la ENIGH 2010, se determinó la estructura de clases sociales que opera como base para ir actualizando el estudio en años subsiguientes a partir de sucesivos levantamientos ENIGH. La actualización toma entonces como punto de partida los conglomerados del 2010, obteniendo el valor monetario promedio en cada conglomerado que suman las variables seleccionadas de gasto y reexpresando a los valores correspondientes del año estudio, es decir, tomando en cuenta la inflación acumulada. Dichos promedios se utilizan como centroides o puntos focales de referencia en el año de estudio para reagrupar, en torno suyo, a los hogares en la base de datos cuyos respectivos promedios estén en la vecindad del centroide (hay tantos centroides como conglomerados urbanos y rurales había en el 2010). De ese modo se actualiza la membresía de hogares de los conglomerados que se tenían en el arranque, pero ahora bajo las condiciones del año de estudio, facilitando así el seguimiento y comparación intertemporal de los agrupamientos.

Al encontrar este procedimiento el agrupamiento óptimo de hogares más parecidos entre sí que facilita la identificación del tramo de observaciones que contiene a lo que cabría calificar como clase media, el INEGI no busca imponer una definición de clase social sino dejar un ejercicio abierto a la comunidad usuaria para ese efecto. La filosofía aquí seguida considera que una definición fija como punto de partida de la medición es más propensa a no aceptar información nueva o disonante. Una reflexión al final del proceso, en cambio, puede ser más atenta a la información no esperada y recalibrar sus conceptos. En otras palabras, las definiciones deben retroalimentarse de lo observado en vez de ser moldes que predeterminen ex ante y de una sola vez lo que tiene o no cabida en ellos.

Los términos aquí utilizados tales como clase alta, baja y media, son entonces etiquetas de distintos tramos del conjunto de observaciones en los microdatos ENIGH. Es importante subrayar que cuando se hable de clase baja ese término no debe confundirse con el de pobreza. Este último queda definido de manera rigurosa por los parámetros establecidos por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL). En la investigación aquí seguida la pobreza es una condición que puede afectar a la clase baja sin ser idéntica a ella, es decir, hay hogares de clase baja no necesariamente pobres, dado que sus niveles de ingreso quedan por arriba de los umbrales prefijados por CONEVAL combinado con el hecho de que cuentan con acceso a bienes públicos y seguridad social, así como otros satisfactores esenciales tales como la vivienda y los servicios de la vivienda. El que sean hogares de clase baja no quiere decir que estén al margen de todo ello como sería el caso de una porción de hogares de clase trabajadora del país, sobre todo la más organizada.

La pobreza asimismo puede ser una condición o circunstancia transversal para más de una clase y afectar a tramos de la clase media o ser ésta vulnerable de incurrir en pobreza. Un hogar de clase media afectado por el desempleo verá reducidos sus ingresos corrientes drásticamente pero no en automático sus integrantes han de convertirse a clase baja. Los patrones socioculturales y de gasto no se ajustan del todo de manera inmediata porque reflejan otros recursos con los que puede contar el hogar al menos de manera provisional (i.e. ahorros, tarjeta de crédito, venta de activos, préstamos económicos o en especie de familiares, etc.) y así enfrentar compromisos a los que no se puede renunciar de la noche a la mañana. La investigación aquí realizada de ningún modo pretende sustituir las clasificaciones de pobreza y vulnerabilidad de CONEVAL que tienen una función y mandato muy claro para guiar la política social: simplemente muestra una clasificación distinta de los hogares a partir de recursos reflejados indirectamente en cierta estructura y nivel de gasto; recursos no necesariamente manifiestos en lo que se observa de los ingresos corrientes declarados por los hogares.

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Listado de documentos

  • Cuantificando la Clase Media en México
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  • Nota técnica 2
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