4 y 5 de noviembre de 2009
Las oficinas nacionales de estadística alrededor del mundo han enfrentado a lo largo de su historia el reto de generar información relevante para el diagnóstico y la toma de decisiones en materia de políticas públicas. Asimismo, de manera creciente, han venido incorporando información de interés estratégico para la ciudadanía en general. Idealmente, las decisiones que se tomen a partir de esta información deben estar orientadas hacia el progreso de la sociedad.
En este sentido, más allá de la perfección en la ejecución de sus tareas, la eficacia de las oficinas nacionales de estadística como instrumentos promotores del progreso radica en la selección tanto de los temas que se consideran relevantes, como de los métodos para captar y procesar la información, así como en la estrategia que se sigue para difundir los resultados de su actividad. Así, las respuestas a qué medir, cómo medirlo y cómo difundirlo, resultan cruciales en la determinación del impacto social de la actividad estadística.
Dado lo anterior, es conveniente hacer un alto en el camino para revisar la vigencia de las respuestas que en otro momento se dieron a estas preguntas y en su caso, tomar las acciones necesarias para ajustarlas a las circunstancias actuales de intensos cambios demográficos, tecnológicos, ambientales y económicos.
Considerando el propósito de medir el progreso en la sociedad, debatir y generar ideas en torno a qué es lo que se debe medir, cómo se debe medir y cuáles son las mejores formas de comunicar la información a la población.